domingo, enero 17

LUCÍA


- Llévame, llévame lejos de aquí. Ya no tengo nada que perder- Se decía para sí misma, mientras las lágrimas rodaban a través de su cara de porcelana. Se lamentaba por todas las palabras que no le había dicho a Lucía, y por todos los abrazos que quedarían guardados en una percha del placard.
Si lo hubiese sabido desde un comienzo…
Ahora todo le daba igual. Invierno, primavera, verano, otoño. Las estaciones pasarían de una a otra, pero no así su dolor.
No quería vagar por la misma ruta, ni vivir entre engaños. Tantos años, tantos recuerdos; todos habían sido reemplazados por decepciones e incógnitas.
¿Acaso el amor no había bastado para saciar las sequías de la mente de su hija? Evidentemente no. Los pensamientos de Lucía habían sido tan tajantes como los profundos cortes en sus muñecas.
Ahora le pedía que la lleve con ella, a la tierra que estaba debajo de sus pies.

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