jueves, febrero 4

SINFONIA


Perdido en los caminos de la cruz del sur, hay un balcón rosado. Desde sus entrañas afloran los directores de la orquesta, marcando el compás con gestos grotescos. Complot corporativo y voluminosas batutas.
Con bonetes colorados y cuentas de vidrio, compran nuestra libertad; con humo negro, construyen la ciudad; con palabras de hormigón, alzan altísimos muros de censura.
Ruedan y ruedan cabezas guillotinadas por sus arquetipos de fango ortodoxo.
Ahora somos el gélido soplo de un enfermo antes de expirar. Somos la fruta que, inerte, cae del árbol. Somos el grito ahogado por los pincelazos de Munch.
No quiero estar aquí. Quiero salir, quiero ver. Quiero renovar cada noche, vivir cada día.
Lejos, existe un lugar donde puedo recrear los sabores de mi infancia. Es real. Pude verlo, sentirlo.

miércoles, enero 27

BONNIE & CLYDE

Sospechoso desde el principio, me vendaste. Ojos tapados, un alma perdida.
Los días de noviembre quedaron lejos. Tan lejos. Desde Texas a Nuevo México.
Mil millones de segundos robados que cayeron en tus manos.
Nunca fuimos bonnie y clyde.
Ahora el tiempo se acabó y es momento de pagar.
El M1918 bailotea en mis dedos, me mira y se sonroja. Ligera y exacta.
Abriré un túnel a través del lío que hiciste.

CITIZEN

La vida es extraña.
Mismo nombre, diferentes caras. Misma materia, diferentes accidentes. Otra ronda de deja vù con soda.
Algunas personas cambian, otras permanecen igual.

La ciudad está en llamas. Los días de victoria se han ido, lo se.
Me han concedido ojos, pero solo puedo oír risas transformadas en naturaleza muerta, esclavos arrastrándose de rodillas, ruegos y vasallos con oídos sordos.
En los resumideros hay sangre, sudor y lágrimas.

La ciudad se hunde como piedra. No hay oro debajo. Se puede respirar su hedor putrefacto.
Decaerá, como un paracaidista en un salto mal calculado.


Quiero irme. Voy a volar. Porque podría ser que la tierra esté sobre mi; porque podría ser que ella me deje respirar. Levantate y salí. Levantate, no te ocultes.

BAÑO DE SANGRE

El amor.
Fingir como si hubiese vivido demasiado.
Retractarme por palabras de incienso y mirra para sanar tus heridas. Gritarte, usarte, desgastarte.
Tomar todo lo que me das y no sentir que me falta algo. Nunca será suficiente. No es un juego. No hay reglas ni penas. No se gana ni se pierde.
El amor es un baño de sangre. Lamento que nadie te lo haya dicho.

viernes, enero 22

CASINO

Soy un hombre solo, completamente solo en la multitud.
Desde el bar de ginebra hasta las sillas del Bellagio, sentí sonar los violines. Tocaban el réquiem final.
Mi sonrisa se agrietó mientras tiré mi última carta.
Quise comprar una prórroga para mi tren a la puerta negra, pero no me alcanzaron los ases que tenía bajo mi manga.
El guardián del tiempo se mueve rápidamente, no estaré vivo por mucho más. Como Dorian Gray, miro agazapado mi retrato, temiendo que las escorias de mis errores estén pegadas sobre el marco dorado del cuadro. No necesito verlo, para saberlo. Se marchitó mi suerte y no hice nada productivo con ella.
Ahora me arrastro por sucios fumaderos de opio, inhalando y exhalando para olvidarla. A ella y a su cara de póker.
Cuando la luz del amanecer se filtre por la ventana de este antro, estaré muerto a tiros.

jueves, enero 21

EXIT

Hoy desperté.
El atrapa sueños no había funcionado. Inyección de aire, de ira, de bronca.
Desayuné introspección del pueblo. Que se mueran todos. Sistema de mierda. Desengaño. Cansancio. Hastío.
Sentí la cuerda atada al cuello, el ovillo tirando y enroscándose cada vez más. Contra la pared nuevamente, ejecución certera.

Hoy desperté, viví, desperté.
No fue un reflejo. Pagué con dolor mis malas acciones.
Me caí. Lastimada y amoratada, no pude seguir lamiendo mis heridas. Ya no bastó, no fue suficiente.

¿Qué es eso que veo? ¿La luz al final del túnel?
Simplemente duermo, duermo, duermo. Por favor no me despiertes.Tal vez las cosas mejoren, tal vez las cosas brillen. Tal vez. Hasta el final.

domingo, enero 17

EL CAMINO DEL FAKIR

Artista de circo, enigmática y misteriosa presencia. Exhibiste tus mejores trucos. Tus palabras me transportaron al oriente; una sola de tus miradas bastó para frenar los latidos de mi corazón.
Anulaste mis funciones emocionales e intelectuales. Perdí mi voluntad física; me entregué a vos con un ascetismo fanático.


Te seguí.
Aprendí a amar el dolor. Anduve descalza sobre tu cuerpo. Me heriste con cristales y ascuas. Tus besos me quemaron como antorchas; las yemas de tus dedos me cortaron como cuchillos.
Aprendí a soportar tus flagelantes silencios. Me torturaste con fuego, y aún así, quise perpetuarme a tu lado. Me mantuve día y noche, balanceándome sobre la punta de los dedos de tus pies.

Transcurrieron horas, días, meses y años.
Ya no podía enderezarme ni desplazarme. Me transportabas, me llevabas, me usabas como un objeto. No cumplía función alguna excepto estar a tu lado.
Luché atrozmente para superar tus barreras. Un objetivo utópico, plagado de sufrimientos.

Estuve bajo el sol implacable, la lluvia, la nieve. Hasta que alcé mis ojos al cielo y descubrí que tu placer y mi dolor eran una mera ilusión.

INSOMNIO

En la oscuridad, cada mirada tuya me lastima, me quema como el sol. Mi cuerpo se estremece y tiembla, se tropieza, se arrastra.

En la oscuridad, la balanza se inclina hacia el lado del deseo y el control. Todas mis culpas quedan sofocadas por la tensión de cada uno de tus suspiros.

En la oscuridad, todo lo que tengo te lo doy. Desemboco en vos, me consumo lentamente. Mi piel se abre en dos y te arrastra hacia mi interior.

En la oscuridad, las mareas cambian y de alguna manera, detienen el tiempo.

La oscuridad. Noches blancas que llegan fácilmente. Sábanas enroscadas en tu cuerpo.

DESPEDIDAS

No me gustó como nos despedimos. Sus labios daban rocío y no bebí.
Redonditos de Ricota


Las despedidas son difíciles. Todo el tiempo nos estamos despidiendo de cosas. A lo largo de la vida dejamos atrás consortes, amantes, hijos, hijas, padres, madres, hermanos, amigos, trabajos, estudios, casas, autos, gustos, placeres, hobbies.
Pasamos el tiempo buscando desesperadamente aferrarnos a algo que sea duradero, inmortal. Tratamos de ponerle etiqueta de eternidad a todo. Siempre extender la cuerda un poco más.
No entiendo. ¿Por qué no abrocharse a fechas de vencimiento? ¿Son tan malos los finales?
Cuando algo se prolonga más de lo que debe, pierde su pureza, su simplicidad, su candor. Deja atrás su esencia para convertirse en un artificio plástico, sin vida real.
Todo perece. Nada le escapa al círculo de la vida.
Es así. Nacer y morir. No se puede obviar ni uno ni lo otro.

MAGNETO

Aceleración cardíaca.
Encendiste nuevamente la dínamo. Electrizaste mis sentidos. Sentí nítidamente la corriente continua de sangre a través de mis venas.
Tensión.
Subiste el voltaje; impulsaste cada una de mis células a buscarte. Creaste un conductor y nos transformamos en un circuito cerrado.
Vos y yo, dos polos opuestos.

DECEPCIÓN

Siempre a tus espaldas, detrás tuyo.
El viento del Sahara me trajo tu aroma. Lo percibí y pensé que te había alcanzado. Sin embargo, giraste sobre tus talones y me miraste con burla en tus labios. Corriste, tan rápido, tan ligero como pluma.
No pude alcanzarte. O tal vez no quise. Permanecí sentada tratando de escribir tu nombre en la arena.
Ahora es hora de darte otro lugar. Plano corto. Me anticiparé al tiempo. Y aunque tu ausencia sea peor que la estación más fría del año, construiré mi muro de Berlín.
Volverás. Con algún vicio menos, pero con la pasión intacta. Descenderás como lluvia de verano. Escucharé tu fábrica de mentiras. Diré que no.
Me convertiste en inquilina de la soledad.

EL DESTRIPADOR

Fragmentos siniestros, peligrosos. Pedazos de mí diseminados después de tu partida.
Reminiscencia profunda, como un pozo sin fondo. Recuerdos no barridos.
Mis ojos cerrados y tu versión holográfica caminando por oscuros callejones de mi mente.
No estábamos en Londres. Ni en Liverpool. Pero cometiste tu crimen igual, Jack. Todavía sangran mis heridas.

LUCÍA


- Llévame, llévame lejos de aquí. Ya no tengo nada que perder- Se decía para sí misma, mientras las lágrimas rodaban a través de su cara de porcelana. Se lamentaba por todas las palabras que no le había dicho a Lucía, y por todos los abrazos que quedarían guardados en una percha del placard.
Si lo hubiese sabido desde un comienzo…
Ahora todo le daba igual. Invierno, primavera, verano, otoño. Las estaciones pasarían de una a otra, pero no así su dolor.
No quería vagar por la misma ruta, ni vivir entre engaños. Tantos años, tantos recuerdos; todos habían sido reemplazados por decepciones e incógnitas.
¿Acaso el amor no había bastado para saciar las sequías de la mente de su hija? Evidentemente no. Los pensamientos de Lucía habían sido tan tajantes como los profundos cortes en sus muñecas.
Ahora le pedía que la lleve con ella, a la tierra que estaba debajo de sus pies.